Entradas

Mostrando entradas de enero, 2014

Año 3003. Continuación.

Imagen
Año 3003.          Will cruzó el Océano Atlántico en lancha (no me preguntéis cómo) y arribó en Portugal. Se llevó un chasco monumental al llegar a Madrid, y no ver signos de vida en Parquesur. Estaba convencido de que allí, en ese famoso centro comercial, tan concurrido en la antigüedad, hallaría su Halle Berry. Pero, ni la desolación, ni el cansancio, ni la soledad, menoscabaron su afán de tener frente a sí a la Piedra Rosetta.          Hoy su corazón le centellea. Una lágrima de ilusión se resbala por su mejilla. Tiene frente a sí la puerta del museo Británico (y está abierta). Will oye sus propios pasos al pisar el suelo de la galería… LAS PLANILLAS II                   Como os relaté en la anterior entrada, hay enfermeras que están sufriendo transformaciones considerables de su anatomía, y se sospecha que es por el influjo de las planillas. Y es que, por increíble que parezca, nuestras planillas están sobradamente relacionadas con el Señor de los Anillos, porque a

Año 3000. Primera parte.

Imagen
Año 3000                   Nuestro planeta se ha cocido y el ser humano, como garbanzos en una olla, con él. Sólo queda un habitante, (que bien puede parecerse a Will Smith). “Will”, así le llamaremos, únicamente puede salir a buscar comida y entretenimiento por las noches, por el día se esconde del los rayos mortales (los del sol, esto no es la guerra las galaxias).          Hoy Will camina decaído, está perdiendo toda esperanza de encontrar a un ser humano. Antes soñaba con la imagen de una mujer (parecidísima a Halle Bery) y entre ellos dos perpetuaban la especie. «Debería haber muerto, esto es un rollo», piensa para sí. De pronto en la oscuridad de la noche, un objeto blanco y aplanado reluce y llama su atención. Will se acerca… ¡Es una hoja! ¡Un papel forrado por un plástico! Hacía siglos que no veía uno. Lo sostiene entre sus manos… «¿Pero qué es esto? ¡Qué cosa más extraña!». Will lo examina con detenimiento. El plástico lo ha mantenido a la perfección, aun así se nota

23 de Enero. Pies para qué os quiero.

Imagen
Esta semana tengo poco que contar de la planta, porque no he trabajado allí, he estado haciendo otras “cossasss” (me muevo la melena el plan “juas, juas”). Es que he estado rodando en el hospital. He ejercido de actriz para el sistema sanitario (aunque pensándolo bien lo hago toda las tardes), pero esta vez, literalmente. Hemos rodado el plan de prevención frente a grandes catástrofes. Y no, no me ha tocado el papel de médico, ni de enfermera, ni bombera… He sido: la paciente. Consistía en las diferentes maneras de evacuar a un enfermo, en el hipotético caso (¡Dios no lo quiera!) de que hubiese un incendio. Además de pasarlo mucho mejor haciendo el moñas que sacando pastillas, he aprendido un montón, ¡mira tú!; porque os aseguro que nadie me ha informado en mis doce años de profesión de lo que hay que hacer (además de correr). Pues me sacaban a borriquito, a la sillita la reina, o me tiraban al suelo (con sumo cuidado) y me arrastraban con una manta por el pasillo o con un

17 Enero. La española cuando besa.

Imagen
Ayer un familiar me besó. Sí, tal cual. En el medio del pasillo. ¿Qué no era guapo? Pues sí, pero me dio dos besos ¿Que tenía más de setenta años? Sí, pero dos besos, uno detrás de otro. ¿Y yo que he hice? Pues sentir cosquillitas en los mofletes, porque soy de todo menos besucona. El caso es que el hombre me preguntó de esta forma: —Irene, ya me voy, ¿puedo darte dos besos? «Pues mira, no, ¿para qué?, si te acabo de conocer y te voy a ver mañana, porque tu hermano continúa ingresado», pero como no he nacido yo para ser borde, pues me vi respondiéndole: —Claro, hombre… Estaréis pensando: bueno, no es para tanto, sólo son dos besos, el hombre estaría agradecido… Ya, sí sí, pero como tuviéramos que andar tan cariñosos con todos los familiares y amigos de nuestros pacientes, tendrían que aumentar la plantilla. No os podéis imaginar la cantidad de visitas que hay; a veces es peor que Callao en navidades. Pasean en manadas, a voces, y cuando llegan al control, más, porque h

15 enero. Donde hay patrón no manda marinero.

Imagen
        ¿Os acordáis del barquito ese pequeñito que no sabía navegar? (intentad no cantarla o os taladrará durante unas horas)… ¿Recordáis qué le pasó al barquito a las semanas? Sí, ¿verdad?, que navegó… Y si os digo que nuestra planta es como aquel navío, que flota por los mares porque es su cometido, pero sin saber hacerlo, a la deriva, porque nadie dirige el timón. Pues así es… llevamos ya cerca de un año sin supervisora (cómo os lo cuento).          La historia se remonta a hace nueve meses, cuando nuestra capitana de siempre, decide dar un giro a su vida, y se baja a supervisar otra planta. El puesto de capitán se lo endilgan a una supervisora de otro servicio, en el que por lo visto vivía feliz como una perdiz, y le sienta la noticia tan mal, tan mal, que en estos nueve meses no ha aparecido por aquí. Justo se dislocó el hombro y creo que le han tenido que instalar un brazo robótico, y ya de paso se habrá hecho retoques en la nariz, pómulos, hemorroides… no sé, tiempo, d

9 de enero. Gladiadoras

Imagen
9 de enero. Gladiadoras          Me despierto sobresaltada… las 6 de la mañana. ¡Joer, no me duermo! He hecho dos noches seguidas y ahora no sé dormir… ¿Qué día es hoy? ¡Oh, no! Es jueves… no puede ser, ya ha llegado el jueves… ¡Uff!          Quedo a comer con dos compañeras en la cafetería del hospital y allí nos enteramos de que esta tarde vamos a ser una enfermera menos… nos va a tocar volar, porque aunque digas: «Yo paso, no pienso correr», al rato te ves colorada, sorteando a las familias por el pasillo del hospital, y preparando la medicación como si se acabara el mundo y obtuvieras la salvación abriendo cajetines.          Subimos en el ascensor apesadumbradas; la tarde seguro que es de órdago a la grande, pero lo peor, lo que me ha quitado el sueño, está por llegar…          Abrimos la puerta del aula, una pequeña salita con sillas en escalera (tipo aula magna o más bien circo de gladiadores). Todas nos miran, hemos llegado tarde a… la reunión de enfermeras.     

7 Enero 2014… ¿Qué tal los reyes?

Imagen
         Esta tarde me ha sucedido lo que nunca, en siete años que llevo en esta planta, que más bien podría parecerse a un infierno, nunca me había ocurrido esto. Es alucinante…          ¡He llorado porque se iba un paciente! (vivo, quiero decir).          Siete años, y nunca me ha dado pena… generalmente todo lo contrario, incluso por lo bajini alguna vez hemos soltado esa certera frase «¡ay! tanta paz lleves, como descanso dejas». Pero esta vez me ha dado tanta lástima que me he visto abrazando al padre del paciente, a su madre, a su hermano, y llorando, ellos y nosotros en el medio del pasillo. Es un caso digno de estudio, y de que lo cuente.          La vida se les ha complicado de la manera más tonta, (jugando a un deporte en auge), y se han visto día y noche atendiendo a su familiar. Turnándose, aprendiendo técnicas y palabrejas médicas que probablemente nunca pensaron que iban a conocer… Sin dejarle ni un momento a solas. Para que os hagáis una idea, llevo doce a

3 Enero 2014… ¡Feliz año!

Imagen
         —Perdone, caballero, ¿está haciendo usted el inhalador?          —Ya estamos —refunfuña—… ¡No tenéis ni p. idea! Lo que pasa aquí no lo he visto yo nunca.          «¡Ala! Eso nada más empezar mi turno, 22.30 de la noche, acabo de abrir la puerta de una paciente ingresado en mi planta, y me suelta esa joya… y ahora yo qué le contesto. Venga, respira, Irene…No te lo dice a ti, es a tu pijama».          —A ver, caballero. Entiendo que piense que esto es un desastre (valido), tenemos un programa informático nuevo (explico), y todavía no lo manejamos muy bien, lo siento (disculpo).          —¡Pues haced un curso, co…! —en un tono digno de Telecinco.          «¿Pero y éste tío? ¿De qué va? ¡Si ya hemos hecho el curso! Respira, Irene».          —Yo sólo le estoy preguntando si está haciendo usted el inhalador, no lo tenemos en la farmacia del hospital, y por eso se lo pregunto…          Se desata la bestia. Me pone de vuelta y media más dos o tres vueltas más. Me