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Mostrando entradas de noviembre, 2014

IMPOSTORA

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                           73, ¿os dice algo esta cifra? ¿Poco, verdad? Como máximo será vuestra edad o la de vuestros progenitores o quizás una médium os adelantó vuestro desenlace y os dijo que ese era el último cumpleaños que celebraríais… no sé por imaginar, que no quede.          Todo comienza cuando esta servidora, con una mosca detrás de la oreja, que zumbaba y zumbaba pero me acostumbré y creí que era un acufeno (ruido que se oye sin que haya una fuente externa que lo produzca; vamos, que está en tu cabeza), le dice a su supervisor: «sácame las horas».          No, no le estaba pidiendo que me rejuveneciera y me quitara esas horas de excesos que le sobran a este cuerpo maltrecho. Sacar las horas, en nuestro argot, significa que mediante un malnacido programa informático, (que me tiene manía), haga un cálculo del computo general de horas trabajadas y te diga si te deben o debes tú…          Sois unos zorros, ya lo habéis pillado, ¿eh? Esperad, ahora os lo confi

Tú La LLevas

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Se acerca esa época sensiblemente comercial, en la que casi todos la finiquitamos ocupando algo más de espacio, compramos de manera desesperada, nos vestimos con nuestras mejores galas y con ropa interior roja, y echamos de menos a los que se han ido para nunca volver… Uhmmmm…. La navidad. Particularmente a mí me gusta, soy una cursi. Me he tragado cientos de pelis americanas en las que el espíritu navideño, durante unos días, amarga a un protagonista su estresada existencia para que luego encuentre el amor verdadero y cambie su ritmo de vida en plan asceta. Soy una romántica, nunca lo he negado. Y puedo prometer, y prometo que este año me veré alguna y si Hollywood me falla, tiraré de la mejor… Love actually; la película moña-navideña por excelencia. A mi lado, mi compañera, me dice: - A mí cada vez me gusta menos la navidad…- Y yo pienso: normal, eres enfermera, ¿cómo te va a gustar? La navidad en el hospital se vive con más estrés de lo habitual. Sobre todo, porque viene