AMNISTIA POR NAVIDAD (EN SANIDAD)

 

AMNISTIA POR NAVIDAD

(EN SANIDAD)

 

            Llegan estas particulares fechas, como todos los años, nunca cambia. Siete trienios y diferentes servicios me avalan para constatar que en estos días los supervisores sudan hematíes y su personal se queda sin defensas, al esperar con angustia las temidas planillas de navidad. Las M (mañanas), T (tardes), N (ejem...) se reparten como buenamente se puede y, tal y como si fuera el sorteo de la lotería nacional, todos los años cruzas los dedos para que no te toque el gordo de trabajar "noche mala" (nochevieja o nochebuena).





            A mí, a priori, cuando me toca, al principio (en noviembre), no lo llevo tan mal. Estribillos como "es una noche más", "no pasa nada" "igual hasta te lo pasas mejor" se repiten entre tus compañeros y te crees inmune a la desolación. Sí, la tristeza que te aborda la tarde de esa noche en cuestión, cuando te ves con el petate despidiéndote de tu familia, maldiciendo el momento en que te dio por ser sanitario.

            Este año me he librado...

            Claro que...

            Es que corre un inverosímil rumor que cada vez coge más y más fuerza y me estoy empezando a preocupar.


            Pues no cuentan las malas, o avispillas lenguas, que los sanitarios catalanes, si se acogen a la independencia, quedan amnistiados de hacer "noche mala". Como lo lees. ¿Te lo puedes creer? Te prometo que hace dos semanas me jugaba mi dedo índice derecho (el palpa venas) que era un rumor sin fundamento, pero hoy, noviembre de 2023, por lo que sea, me lo creo.

            ¿Y quién servirá esas noches si los sanitarios catalanes independientes quedan amnistiados? Pues se prevé que se la endosan a los que no son independientes y si no da con todos ellos para cubrir los festivos... pues que tirarán para abajo (geográficamente hablando).


            Por lo visto, a los sanitarios españoles que sean llamados, al menos, se les pagará en tren de ida gratis (el de vuelta no).

            Y esas mismas lenguas juran que conversaciones como esta se repiten a diario en tierras catalanas:

            Supervisor: ¿Deseas la independencia de Cataluña con toda tu alma?

            Sanitario: Sí, siempre.

            Supervisor: Muy bien, pues quedas amnistiado de trabajar cualquier festivo en navidad.



            Y esta otra:

            Supervisor: ¿Crees en la independencia de Cataluña con toda tu alma?

            Sanitario: Pues no mucho, la verdad.

            Supervisor: Perfecto, no pasa nada, te toca la noche del 24, doblas la mañana del 25, trabajas el 31 y también la noche de Reyes.

            Sanitario: ¡Nen, si Reyes no cuenta como noche clave!

            Supervisor. Pues mira, mejor, porque te la clavo yo.

            Sanitario: ¡Eso no es justo! 

            Supervisor: Jajajaja... ¡Justicia, dice! Ja ja ja ja...



 

            ¿Qué está conllevando esto? Pues que hay muchos que se están declarando independientes por intereses meramente personales, no políticos. Y encima, dicen, que a los no catalanes no se les va a preguntar nada, su opinión no cuenta, hacen noche clave sí o sí.

            Sé que es difícil de creer, pero desde lo que me contó mi hija de 7 años el otro día yo ya doy crédito a todo. Resulta que en el patio ya no juegan a "Tuli" o a "casa" o "love" como cuando yo era pequeña; el típico pilla-pilla que si te detienes y dices la palabra mágica ya no te la ligas. ¿Sabéis lo que dicen los niños ahora? Imaginaos:

            ¡Independéncia!

            Claro, cuando me lo contó no entendía nada.

            Yo: ¿Y cuándo dices eso qué pasa?

            Mi hija: Pues mamá, que nunca me la ligo...



 Y así está mi cuerpo ahora mismo, en un sin vivir constante. Pero como soy muy espléndida (condono deudas) y agradecida a mis lectores (papá y mamá), después de mucho reflexionar sobre el tema, he decidido que os voy a regalar (como las instagramer que dan descuentos) la excusa que pienso usar si me llaman (yo creo que va a colar):

               

            —Lo siento, pero yo no hablo catalán.

  PD: Si has llegado hasta aquí, respira. Desde el final del segundo párrafo todo es MENTIRA. Me lo he inventado yo solita, me he subido al carro de la falsedad, como creo que lo único que te pasa es que te salen más y más canas y yo ya me teñía... Eso sí, sanitarios catalanes, independentistas o no, siento la metáfora, no está en mi afán ofenderos, de verdad que no, y mira, todavía os doy una idea: si alguien conoce a Puigdemont yo hablaba con él, que está en racha.

            Solo pretendo tomarme con humor (y juro que me está costando bastante) los temas que nos preocupan a todos, seamos del color que seamos.

           

           

           

             

 

           

           

           

           

             

           

           

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