COMPAÑEROS-AMIGOS
Hace
una semana que han celebrado la cena de navidad en mi planta. Yo no pude ir, me
fui a Bélgica (que ya que estamos os lo recomiendo). Al día siguiente tenía el
móvil repleto de fotos rabiosas (de propia envidia) y de mensajitos de lo bien
que se lo habían pasado. El eslogan, reiterado por todos, fue que hubo muy buen
rollo. Y no me extraña, aunque tengamos una fama regulera (caótica, en
ocasiones) en mi servicio nos hablamos unos a otros, e incluso, a veces, hasta
nos echamos unas risas, fíjate tú… y he pensado voy a ponerme sensible para mi
siguiente entrada.
Y
vuelvo a salir en defensa de mi planta: para que lo sepáis, aquí se han forjado
parejas (aunque las dos que recuerdo han roto y como el rosario de la aurora),
de aquí ha habido un enfermero que se fue de misionero, de aquí se han jubilado
parejas casi a la par, de aquí se ha ido gente de viaje junta… Vale, tampoco es
para tirar cohetes, pero y si a esto le añadimos: que de aquí yo he hecho más
que compañeras, amigas.
No
sé porqué cuando alguien es tu compañero cuesta referirte a él, fuera del
entorno laboral, como amigo. Los compañeros-amigos deberían tomarse como los
primos-amigos, que más que primos son amigos. La mezcla de amistad con algún
gen familiar otorga a la relación un regustillo auténtico e inquebrantable, ¿a
que sí? ¿Pues si con nuestros compañeros-amigos compartimos profesión,
inquietudes, conversaciones e incontables horas, por qué pepinos no los
valoramos igual?
Voy
a justificarlo:
Pasamos
infinitas jornadas junto a nuestros compañeros, en situaciones normales, en
situaciones estresantes e incluso en situaciones conflictivas. Haz memoria y
piensa si has vivido todo eso con los que consideras amigos.
A
tu compañero le cuentas tu día a día, hasta lo más tonto: qué has comido, si
has dormido bien por la noche, cómo se han portado tus hijos, qué viste en la
tele… Haz memoria y piensa si le cuentas eso a los que consideras amigos.
Un
compañero está al día de tus asuntos, porque es imposible (por lo menos para
mí) no relatar lo que me preocupa, lo que me alegra, en fin lo que sucede en mi
vida… Haz memoria y piensa si están al día los que consideras amigos.
Un
compañero te hace favores: dobla, cambia el turno, te ayuda si estás muy liado,
trabaja por ti hasta en días que no le vienen del todo bien porque tú se lo
pides… Haz memoria y valora si los que tú consideras amigos lo harían.
Un
compañero conoce tu ropa al dedillo, tu perfume, tu bolso, si me apuras hasta
tu sueldo… Haz memoria…
Y
encima en el entorno hospitalario con un compañero haces noches, y festivos; yo
siempre digo: «eso une mucho».
Claro
está, no me refiero a todos los compañeros, hay algunos con los que no conectas
(ni conectarás), y otros con los que trabajas (a gusto) y punto, o que confías
pero te falta un escaloncito para considerarle amigo.

Me
está rondando la navidad, ya os lo dije, y gracias a este blog puedo
explayarme. No siempre voy a contar maldades, tengo mi corazón… en el que hay espacio para varias amigas de
mi planta.
Y
si me permitís un inciso, o una recomendación… Haz memoria y recapacita para
que la próxima vez llames a ese
compañero, amigo.
hola irene, soy una gran fan de tu libro ya puede que me lo haya leido 4 veces y vaya por la 5 es un libro fantástico y de verdad que me encantaria que publicaras una segunda parte de la novela o escribieras otro libro ,me ha ayudado mucho y siempre me hace sonreír.
ResponderEliminarun saludo
cristina
Me has dejado con la boca abierta y la lagrimilla a punto. Tú, hoy, has sido mi premio gordo.Muchísimas gracias!!!
EliminarAhh! Pronto, muy pronto sale la siguiente novela (no es la segunda parte, pero paciencia que estoy en ello)