Entradas

Mostrando entradas de 2014
Imagen
Sara y yo os deseamos:

COMPAÑEROS-AMIGOS

Imagen
Hace una semana que han celebrado la cena de navidad en mi planta. Yo no pude ir, me fui a Bélgica (que ya que estamos os lo recomiendo). Al día siguiente tenía el móvil repleto de fotos rabiosas (de propia envidia) y de mensajitos de lo bien que se lo habían pasado. El eslogan, reiterado por todos, fue que hubo muy buen rollo. Y no me extraña, aunque tengamos una fama regulera (caótica, en ocasiones) en mi servicio nos hablamos unos a otros, e incluso, a veces, hasta nos echamos unas risas, fíjate tú… y he pensado voy a ponerme sensible para mi siguiente entrada. Y vuelvo a salir en defensa de mi planta: para que lo sepáis, aquí se han forjado parejas (aunque las dos que recuerdo han roto y como el rosario de la aurora), de aquí ha habido un enfermero que se fue de misionero, de aquí se han jubilado parejas casi a la par, de aquí se ha ido gente de viaje junta… Vale, tampoco es para tirar cohetes, pero y si a esto le añadimos: que de aquí yo he hecho más que compañeras, amigas.

MISTERIOS ENFERMEROS

Imagen
      Mi siguiente novela va de misterio (os adelanto un cachito),  y me he dicho: «¿Y por qué no escribes tú esos misterios enfermeriles que tanto nos molestan?» Y allá voy, empezando por el clásico de los clásicos:          ¿Os suena esta secuencia?          1)Boli cayéndose, desde el bolsillo de un enfermero, al suelo.          2)Enfermero que se agacha (tirando de lumbares o de rodillas, dependiendo de la edad), y recoge su objeto perdido.          3)Cuando el enfermero está prácticamente incorporado (antes nunca), el resto de bolis saltan misteriosamente del bolsillo, envidiosos del anterior que se lanzó al vacío a explorar mundo.          4)Enfermero (resoplando o gruñendo, depende de las horas trabajadas), que se vuelve a agachar a recoger a los intrépidos.          5)Cuando el enfermero está prácticamente incorporado (antes nunca), el resto de objetos del bolsillo (vías, tapones, tijeras, pinzas, rotuladores con punta fina, rotuladores gordos, compresores, agen

IMPOSTORA

Imagen
                           73, ¿os dice algo esta cifra? ¿Poco, verdad? Como máximo será vuestra edad o la de vuestros progenitores o quizás una médium os adelantó vuestro desenlace y os dijo que ese era el último cumpleaños que celebraríais… no sé por imaginar, que no quede.          Todo comienza cuando esta servidora, con una mosca detrás de la oreja, que zumbaba y zumbaba pero me acostumbré y creí que era un acufeno (ruido que se oye sin que haya una fuente externa que lo produzca; vamos, que está en tu cabeza), le dice a su supervisor: «sácame las horas».          No, no le estaba pidiendo que me rejuveneciera y me quitara esas horas de excesos que le sobran a este cuerpo maltrecho. Sacar las horas, en nuestro argot, significa que mediante un malnacido programa informático, (que me tiene manía), haga un cálculo del computo general de horas trabajadas y te diga si te deben o debes tú…          Sois unos zorros, ya lo habéis pillado, ¿eh? Esperad, ahora os lo confi

Tú La LLevas

Imagen
Se acerca esa época sensiblemente comercial, en la que casi todos la finiquitamos ocupando algo más de espacio, compramos de manera desesperada, nos vestimos con nuestras mejores galas y con ropa interior roja, y echamos de menos a los que se han ido para nunca volver… Uhmmmm…. La navidad. Particularmente a mí me gusta, soy una cursi. Me he tragado cientos de pelis americanas en las que el espíritu navideño, durante unos días, amarga a un protagonista su estresada existencia para que luego encuentre el amor verdadero y cambie su ritmo de vida en plan asceta. Soy una romántica, nunca lo he negado. Y puedo prometer, y prometo que este año me veré alguna y si Hollywood me falla, tiraré de la mejor… Love actually; la película moña-navideña por excelencia. A mi lado, mi compañera, me dice: - A mí cada vez me gusta menos la navidad…- Y yo pienso: normal, eres enfermera, ¿cómo te va a gustar? La navidad en el hospital se vive con más estrés de lo habitual. Sobre todo, porque viene

AL PAN, PAN Y AL VINO... DÉJATE DE VINOS

Imagen
     —Ya puedes empezar a tolerar. Ahora te traemos una manzanilla.          —Manzanilla, no sabéis como matarme —Tono hostil. Mujer, cuarenta y tantos, ingresada en medicina interna.          —Hombre, pues con manzanilla seguro que no. —Yo, algunos años menos (amante de las infusiones).          El tema de las dietas en el hospital es para hacer una tesis doctoral, pero de años y años. Yo, por si alguien se anima, le regalo un posible título: El pitorreo.          Desde que en mi hospital pedimos las enfermeras las dietas, mediante un programa informático, nos pasamos el turno cambiando biscotes por galletas, café por cola- cao, y natillas por yogur… ¡Apasionante! Es que me encanta, ¡me encanta!, ser conocedora de los gustos culinarios de mis queridos pacientes. No pensaba yo, cuando era una alumna de enfermería, tampoco me lo explicaron en la carrera, que una de las mayores preocupaciones de nuestros usuarios era que no le llevasen mantequilla para untar las galletas.

4 de octubre. Oposición de enfermería. 1600 plazas, 43000 opositores.

Imagen
                  Ahora voy a proceder a contaros mi experiencia… lo estabais esperando, ¿eh?:          ▪Viernes 3 de octubre, 22 horas. Decido no cenar mucho, no vaya a ser que me indigeste y no pegue ojo, (no me ha pasado en mi vida, tengo un estómago saco), pero por si las moscas.          1 de la mañana. Me aseguro, dos veces, de haber puesto mi despertador, «mira que si me duermo y no llego a la oposición»…          —Cari, pon también el tuyo, anda —. Mujer precavida vale por dos.          ▪Sábado 4 de octubre, 7 de la mañana. Me despierto sobresaltada, «¡Ahhhhh! ¿Me he dormido?» No, menos mal… «Pues voy a seguir repasando». Sí, lo hice, lo he hecho toda mi vida, repasar la mañana antes del examen. Que sí, que ya, que todas la teorías se empeñan en promulgar que no se debe hacer, pero que a mí me funciona. ¿A nadie más? Yo no tengo memoria, bueno algo he de tener, pero debe ser como una aceituna de bote y he de aprovechar hasta el último minuto.          8 de la mañ

Chupete, tirita, pintalabios : El abrazo de Irene Ferb

Chupete, tirita, pintalabios : El abrazo de Irene Ferb : -Ah! Por cierto he escrito una novela, nos dice tan ancha. -¿Perrdonnaa?? -Que he escrito una novela, se titula Abrázame que no te qu...

No estaba muerto, estaba de parranda…

Imagen
Entiendo que alguno de vosotros hayáis dudado de mi estado vital, o festivo, o ni quiero pensar qué se habrá cruzado por vuestras cabecitas locas, aunque prefiero cualquier cosa a que no os hayáis dado cuenta de mi vacío informativo. Y no, no estaba muerta, ni de parranda, es mucho menos notorio, ni emocionante, de hecho, es lo peor… Estaba (y estoy) con la (piiiiiiiiiiiiiiiii) OPE.          ¡Sí! Al final decidí aplastar al gusanillo (os remito a la entrada “no hay manera”), y agarrando al toro por los cuernos o por el rabo, ya que voy de culo, me puse a estudiar, bueno, repasar, corrijo, leer, ¡qué leches! mariposear con los apuntes de un lado para otro cual intelectual que prefiere estar estudiando que leyendo una novela fresquita en la orilla de la playa. Tan lejos de la verdad… Me he leído cuatro novelas en quince días, pero los apuntes han viajado conmigo a donde quiera que haya ido, por si por infusión (ciencia infusa) se me instalaban en la memoria. Y sí, al final me los he l

Donar en vida.

Imagen
         Hay noticias que te encogen el alma, noticias con las que exhalas un ¡ala! (como mínimo) para recuperarte de la impresión, noticias que se sellan en ti para siempre y agradeces al medio de comunicación en cuestión por habértelo dado a conocer.          Hay noticias absurdas, huecas, banales, noticias que no aportan nada a tu existencia y sin embargo son las más comunes cuando enciendes la tele, el medio de comunicación por excelencia, y al que generalmente (excepto en situaciones graves de agotamiento mental) no le agradeces su insulsez.          En el caso de las primeras, la pena es que no le llegan a todo el mundo y eso que gracias a nuestras nuevas vías de comunicación cada vez son más accesibles. La pena de las segundas es que le alcancen a más de dos.          Por Facebook, este fin de semana, me ha abordado una noticia que se ha hecho la dueña de mis pensamientos y la quiero compartir con vosotros, porque desde luego pertenece al grupo de las primeras y creo que,

YO, ESPÍA.

Imagen
¿Qué hay de esas veces que vas a la consulta del médico, o de la enfermera, o esperas en una salita de hospital y vas vestido de «civil»?          ¿No me digáis que no es toda una experiencia? Yo me siento, camuflada con mi ropita de calle, y generalmente me llevo algún entretenimiento; porque por todos es sabido que la hora de espera no te la quita nadie. Como en todas las situaciones donde se congregan humanos, hay diferentes perfiles y esta lerenda es muy de analizarlos.          ▪Hay quien llega, saluda y se pone a hablar en voz alta para entretener a todo los des-esperados. Da la sensación de que se sienten como pez en el agua , de que no es la primera vez que vienen y de que tienen mucho que contar. Generalmente este rol lo ejercen las generaciones mayores.          ▪Hay quien ni saluda, y se aposenta dando la espalda a sus contrincantes de espera; pero no os engañéis, escucha al «pez en el agua».          ▪Y hay quién llega, saluda y se pone a sus quehaceres, sin ocult

No hay manera

Imagen
Hoy de nuevo toca imaginar. Necesito tirar de todos mis recursos para dar con este enigma, con este rompecabezas que me taladra día sí y día también y ni lo resuelvo, y lo más grave, ni lo intento. He aquí…          Pongamos a imaginar que mi cerebro es una lechuga, bueno igual me he pasado de grande, reduzcámoslo a una cebolla; sí, mejor, me pega más, puesto que soy una llorona. Pues, en mi cebolla hay muchas capas, un montón, pero yo siempre he presumido de mi capita del sentido común,   de la de la responsabilidad, de la de mi decisión y mi arrojo (excepto con temas de mecánica, que soy un zote). Desde pequeña fui consecuente, crecí en una familia humilde y supe que para labrarme un futuro (y que me diera la paga mi padre todos los viernes), tenía que estudiar. Y así fue. Siempre aspiré a sobresaliente, hasta que vi que mi cebolla no daba para más, en concreto con la física de COU y en la carrera, pero siempre estudié para lograr la mejor nota. Jamás, y lo digo bien alt