TENSIONES EN LA PLANTA


¿Tensiones en la planta? ¿Qué estáis pensando? ¿Broncas, malos rollos, dimes y diretes? ¡¡Qué va!! He jugado con el título para captar vuestra atención, recurso publicitario en toda regla, y aquí os tengo leyendo sin saber de qué narices os voy a hablar esta vez…jiji.
Esta vez, voy a intentan sacar jugo, y no va a ser fácil, al acto más detestable, aburrido y monótono que lleva a cabo una enfermera en planta:
Tomar las tensiones.
Años ha, una mujer de blanco, con un sombrerito curioso en la cabeza, rodeaba el brazo del paciente con un manguito, colocaba su fonendo sobre la arteria braquial, inflaba la perilla, pedía silencio absoluto en la habitación, —le hacían caso—, y se abstraía viendo las agujas del manómetro para escuchar los sonidos de Korotkoff.


Ahora, arrastramos un carro malamente, —porque rueda menos que una trolley del todo a cien—, ajustamos el manguito en el brazo del paciente y apretamos un botón. No podemos pedir silencio, no viene a cuento. Y ya, sólo nos queda esperar a que el tensiómetro nos marque que ha finalizado la toma y creernos lo que dice, en ocasiones, no hay quién se lo crea.
Como los conductores, que todos los veranos lucen la marca de la camiseta en el brazo izquierdo, antes, las enfermeras desarrollaban un tremendo bíceps de tanto estrujar la perilla, sin embargo nosotras, como máximo, tenemos callo en el dedo índice de apretar el botón.
¡Cuidado! Es un botoncillo selectivo. No hace caso a nadie más. ¿O nos ha pasado que el médico intenta tomar la tensión —suceso anual— y el aparato no se activa y vas tú con tu dedito y comienza a inflarse el manguito? ¿Lo habrán programado para que sólo lo puedan activar las enfermeras o en su caso —donde los haya— los estudiantes de enfermería?
Sí, porque aunque es un soberano coña…, es lo primero que te enseñan en las prácticas de enfermería. Yo aprendí con el modo antiguo, sin sombrerito curioso, pero tirando de bíceps y de oreja (esto hace ver que voy siendo una veterana). Los dos primeros días me divertí, incluso inventé alguna tensión para que la enfermera titular no me regañara porque no había escuchado nada. Era algo sabido por todos, «en caso de duda y si al paciente le ves buen color, escribe 120/60, que cuela». Pero al tercer día, empecé a entender porque me dejaban sola, me daban la lista de pacientes, y mientras ellas sacaban un montón de medicamentos —y yo pensaba que aquello era “lo más”— a mí me tocaba tomar tensiones. ¡Qué tiempos! ¡Ayss, que me entra la morriña!
Tomar la tensión es importantísimo, no os digo que no; puedes diagnosticar una hipertensión, tratar una hipotensión, o mandar al aparato al taller de tensiómetros porque no da ni una y te tiene frita, pero es que es tan monótono… todas las tardes lo mismo:
«Buenas tardes, le voy a tomar la tensión, estire el brazo»
Yo, particularmente, sí que les digo el resultado, pero debe de haber alguien por ahí, que no, y los familiares empiezan a moverse por la diminuta habitación, escurridizos como truchas, para pillar el mejor ángulo de visión de la pantalla; lo que normalmente implica que te interrumpan el paso y alarguen tu agonía.
 La actitud ante tu aparición con el aparato es diversa: hay algunos pacientes o familiares, que intentan entablar conversación contigo, otros, que siguen a su bola, como si fueras invisible, y otros, que están abstraídos viendo Amar en tiempos revueltos, o cómo se llame ahora; os aseguro que es líder de audiencia, se lo tragan todos. Bueno, y en muchas ocasiones, está el familiar que no sabe cómo pedirte que le tomes la tensión a él también:
«Pues yo seguro que la tengo muy mal, es que soy hipertenso, señorita», «fíjate, debería haber ido a tomármela pero como estoy aquí, cuidando del abuelo…», «tengo un dolor de cabeza que se me agarra a la nuca, ¿no será de la tensión, señorita?». Hay otros clásicos, pero no me quiero extender, en cualquier caso, os dejo con la duda, de si se la tomo o no.

Lo que quería hacer ver, es que es un acto tan mecánico y rutinario, que aburre a todo Cristo, y es hasta peor, que administrar nebulizadores. Ya os contaré lo de los “nebus”, o lo de disolver el tazocel; otros planazos. En fin, en todos los sitios cuecen habas, y me imagino que tomar la tensión debe de ser, el fregar las sartenes para los cocineros, o las largas pretemporadas de los futbolistas, o el corregir exámenes de los profesores, o la plancha en cualquier hogar sin asistenta. ¡Pero qué le vamos a hacer! ¡Tendré que tomarlas esta tarde también! —por tanto, mi plancha va a seguir ociosa—. Y voy a decir algo que no debería, va a sonar muy feo, ¡pero por Dios, que traigan alumnos pronto!

Comentarios

  1. Recuerda que ese alumno...pronto o tarde será el que decida el tamaño de vías y sondas...

    ResponderEliminar
  2. Soy estudiante de enfermería de primer año, y he encontrado tu blog casi de casualidad. Este año, he empezado las prácticas, curiosamente en la planta de Medicina Interna de un Hospital de Barcelona, y debo decirte que me han maravillado, y sí, he tomado tensiones, y no solo con el robot, al que por cierto, tampoco le funcionaban las ruedas, si no también con el fonendo, con el que después de casi un mes, me empiezo a lleva bastante bien.
    Soy consciente de que la ilusión/vocación que siento en estos momentos es infinita, y que para la gente que no trabaja en éste ámbito, resulte un poco desmedida, pero me sorprende, que una persona que lleva años de experiencia escriba de manera frecuente la poca motivación que siente al realizar su trabajo, un trabajo dedicado a las personas.
    No es fácil trabajar con gente, lo sé, es complicadísimo, pero es parte de nuestro trabajo y debemos aprender a convivir con ello sin que esto nos termine ganando la batalla y perder entonces el entusiasmo.
    También soy consciente de que el sistema y la mala gestión, hacen que con el paso del tiempo sientas que no todo es tan bonito como te lo pintan en la universidad, pero insisto, nuestro papel es muy importante, y aunque mucha gente lo infravalore, creo y me gustaría que después de años trabajando, pudiese llegar a mi casa satisfecha con quien soy, con lo que hago, con ayudar, con aprender, con superarme. Y no sentirme frustrada.

    Tal vez me equivoque y con el paso del tiempo te de la razón y vea las cosas como tu las describes, pero espero que esto tarde mucho en llegar y si puedo evitar que llegue, mucho mejor.

    Coral

    ResponderEliminar
  3. Coral, porque no todos somos iguales, y vivimos las cosas de maneras diferentes, no tienes porque estar preocupada, tu vocación persistirá. Tú tienes otro frente abierto más importante, encontrar trabajo cuando acabes la carrera. Cuando hablo con gente más joven les veo desanimados porque solo les llaman de la bolsa de empleo de verano en verano, y eso con suerte. ¿Quizás salen muchos enfermeros al año?Me pregunto. En mi blog cuento mi experiencia personal, esto es lo que yo siento, pero no hay porque extrapolarlo al mundo. Lo que sí que me atrevo a augurarte y perdona el atrevimiento, es que sí que odiarás tomar las tensiones... ya lo verás. Un beso y ánimo.

    ResponderEliminar
  4. Pues casi que podrias dejar tu trabajo para que esas enfermeras con ganas de trabajar, a las cuales les llaman sólo de "verano en verano", pudieran tener una plaza que se merecen, y así tú podrías quedarte en casa y no tener que aguantar esta "agonia". Me da entre rabia y pena ver gente como tú que desprecia la gran suerte de tener un trabajo y que a la vez haya tantísima gente con ilusión y ganas de trabajar y aún así no encuentra nada porque las viejas glorias como tú siguen en sus puestos de trabajo con contratos de la era jurásica y con una flor en el culo. Te recomiendo que aprendas a valorar más lo que tienes... porque cuando te falte (ojalá) te darás cuenta del gran tesoro que tenías.

    ResponderEliminar
  5. Pues yo pienso que personas como tu deberian ceder su puesto a personas que realmente valoren más esta profesión y la disfruten. Tambien harias un favor a esos pacientes que tienen que agiantar a enfermeras amargadas como tú.

    Um consejo: no te dediques a intentar motivar a estudiantes de enfermeria porque no es tu mayor virtud.

    Atentamente, una futura enfermera deseando cubrir tu puesto.

    ResponderEliminar
  6. ¡Pero si nací en el 80, no soy tan vieja! Creo que estáis viendo en mí algo que no es, en fin... Hoy me han dicho como en tres habitaciones ( ¡pero qué maja eres!), así que siento que creáis que soy una amargada. Estoy amargada por la situación, pero soy una persona muy feliz que suele ir contagiando buen rollo.En este blog me desahogo de mi día a día, que no es el vuestro, (yo también pensaba como vosotros); y es probable que no empatizeis conmigo... pero llamarme vieja gloria!,¡hombre,¡por Dios! ¡qué bajón!
    Me despido con un refranero popular: Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar...

    ResponderEliminar
  7. Ay Irene que risa al ver los comentariosde los enfermeros recién acabados.grande tu blog,y tu como enfermera y persona!

    ResponderEliminar
  8. pobrecitos mios...no saben lo que les espera...lo que mas os preocupara en un futuro será como lidiar con esos familiares con los que legas a tener pesadillas por las noches

    ResponderEliminar
  9. Yo llevo muchos años en Sanidad, desde 1989, y me gusta mi trabajo. En general llego contenta a casa, pero soy consciente de las lagunas de la profesión porque a veces se pasa el turno y solo se realiza el trabajo delegado por el médico y los registros, que precisamente es donde no tenemos ninguna autonomía. Aún recuerdo una tarde que ya a última hora una enferma me dijo:" me has pinchado tres veces y no me has mirado a la cara", y tenía razón: BMT, insulina, Clexane", en un espacio de una hora. Me encanta tu blog.

    ResponderEliminar
  10. Yo también pensaba como ellos cuando era estudiante y no entendía a las enfermeras "veteranas" cuando nos decían " No sabeis donde os habéis metido, os lo habéis pensado bien?" jajajjaja.... me siento súper identificada contigo porque es lo que nos pasa a todas y lo que pensamos todas, que eso no quita que amemos nuestra profesión y luchemos para que se reconozca todo el trabajo que realizamos. Y lo de las tensiones.....jajajjaja.... tal cual, como la vida misma.
    Me encanta tu blog compi.

    ResponderEliminar
  11. También soy enfermero. Llevo más de 15 años ejerciendo. Y entiendo perfectamente lo que estás pasando. La monotonía del empleo puede asfixiar. Aunado a la vibra negativa de siempre estar viendo a las personas en sus peores momentos. He tenido momentos buenos y malos como todos. Lo único que realmente me preocupa de mi profesión, es ver que después de 5 años de carrera tan pesada, en todos los hospitales te tratan como trabajador de baja categoría con sueldos de risa (algo así como 200 euros cada quince días para que me entiendan). Veo a mis amigos de preparatoria con sus carreras distintas a la mía de viaje, comprando sus autos o su casa, y yo apenas puedo. Sinceramente estoy muy decepcionado, tenía una imagen muy profesional y respetada de la carrera, y hoy me doy cuenta que estamos a expensas de médicos que se creen dioses y cada año traen un BMW nuevo. He ido a terapia porque entre en depresión, y me recomendó la psicóloga tomarme unos días, lo cual no fue viable ya que ocupo él dinero que me podrían descontar. Espero no ser amargo, pero es una realidad que la mayoría tenemos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

LUNA PARA DOS (o para el que quiera leerla)

AMNISTIA POR NAVIDAD (EN SANIDAD)